24 de noviembre de 2016

Turismo y Paz: una propuesta para el desarrollo en la región del Urabá – Darién

En el segundo semestre de 2016, la Facultad de Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras, contó con la presencia del maestrando Pedro Alejandro Villamizar Barahona quién, como trabajo final de investigación en su maestría en Gerencia para el Desarrollo de FIGRI, realizó un análisis para responder a la pregunta de si el turismo puede aportar a la construcción de escenarios de paz, convivencia y desarrollo en la región de Urabá – Darién.

En el segundo semestre de 2016, la Facultad de Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras, contó con la presencia del maestrando Pedro Alejandro Villamizar Barahona quién, como trabajo final de investigación en su maestría en Gerencia para el Desarrollo de FIGRI, realizó un análisis para responder a la pregunta de si el turismo puede aportar a la construcción de escenarios de paz, convivencia y desarrollo en la región de Urabá – Darién.

El objetivo de su investigación fue determinar la posibilidad real que tiene el turismo como sector para aportar a la construcción de la región del Urabá – Darién, particularmente en la generación de paz y desarrollo en el territorio. Para esto, se basó en el triángulo de la violencia de Johan Galtung, quien manifiesta que hay tres tipos de violencia: la directa, el ataque físico o verbal en contra de una persona; la cultural, que es parte de una insatisfacción general, de no entender la necesidad del otro y, la estructural, que viene definida en términos del Estado, como es tener un sesgo religioso, económico, etc. Esta última es, además, la más difícil de repeler, porque hace parte de la estructura del mismo Estado.

Con respecto a la conceptualización de la paz, el maestrando manifiesta que hay tres conceptos sobre la paz: negativo, positivo, y neutro. El concepto negativo, se refiere a una paz relacionada con la violencia directamente, es decir, cuando no hay violencia, hay paz, por lo que es evidente y explícito un incremento o una reducción de la misma; una paz positiva, donde no hay violencia a través de las manifestaciones y tradiciones culturales; la neutra, cuando se es capaz de vivir con el conflicto, es un concepto de paz más realista, dónde se aprende a tolerar las diferencias sin que este deje de existir.

Uniendo las nociones de turismo y paz, se toma como referencia el Manual de Turismo y Paz publicado por la Organización Mundial del Turismo (OMT) en el año de 2014, de donde se puede obtener información interesante e importante. Como antecedente, se tiene que el año de 1967, se contempló el año internacional del turismo, como un pasaporte para la paz gracias a varios factores: incrementa los empleos y la generación de ingresos; facilita la interacción con el otro y abre un espacio para el fortalecimiento cultural; tiene gran capacidad integradora a distintos niveles; contribuye a una paz positiva o neutra.

Al final, el investigador concluyó que el desarrollo del turismo no puede estar condicionado a la terminación del conflicto. La seguridad es un prerrequisito, pero hay que aprender a lidiar con esto y hacer del turismo un eje de desarrollo.

Al contextualizar esta base teórico-conceptual, se busca analizar, particularmente, el territorio del Urabá – Darién, dado su pasado de conflicto armado que aún permanece en algunas zonas, pero que, al mismo tiempo, tiene un alto potencial turístico. Esta región, por su ubicación, es ideal para el tráfico de drogas, personas y armas. Históricamente, ha tenido presencia de las FARC (Frente 57), AUC (frente Bananero), Rastrojos, Urabeños y Clan Úsuga, y, en consecuencia, ha generado diferentes enfrentamientos, desplazados y masacres.

Acandí, municipio de Chocó e ícono turístico del Urabá – Darién, ha pasado de recibir 355 viajeros extranjeros a en 2010, a 2.161 en 2015, según información de Migración Colombia. El municipio ha definido como su principal actividad económica el turismo y ha hecho importantes inversiones en infraestructura turística y para darle visibilidad al destino, aprovechando que se ha logrado una disminución en la violencia en la zona. La principal motivación de viaje es el turismo de sol y playa, pero poco a poco se ha enfocado más en un turismo de naturaleza donde, además, se logra captar turistas con más alto poder adquisitivo y mayor consciencia ambiental y socio-cultural.

Como parte de la coyuntura actual del turismo en un marco de posconflicto, se ha creado desde el Viceministerio de Turismo de Colombia, un programa de Turismo, Paz y Convivencia, para trabajar un modelo de apoyo piloto en cuatro zonas del país, para apoyar el desarrollo turístico como alternativa de solución al conflicto armado y a las economías ilegales. La creciente llegada de turistas parece indicar el Urabá – Darién le ha apostado al turismo como sector impulsor del desarrollo.

Como conclusiones del trabajo, Pedro Alejandro Villamizar, muestra la disminución en los índices de violencia, y demuestra la construcción de paz, desde el punto de vista “negativo” en la zona, gracias a un mayor control territorial. El turismo, aún se puede ver afectado por la influencia de grupos armados, pero el mejor relacionamiento entre los habitantes de la región, también está ayudando en la construcción de una paz neutra. Por último, la investigación determina que los modelos de desarrollo comunitario, han ayudado a fortalecer la apropiación local.