26 de mayo de 2015
Elecciones municipales y autonómicas en España: una apuesta por mayor diversidad
El domingo, los españoles elegimos a los alcaldes de los municipios y a las listas de los partidos que gobernarán las comunidades autónomas y, decididamente, se ha apostado por un cambio, por lo menos en estos cuatro años de legislatura, en la forma que se viene haciendo política.
El domingo, los españoles elegimos a los alcaldes de los municipios y a las listas de los partidos que gobernarán las comunidades autónomas y, decididamente, se ha apostado por un cambio, por lo menos en estos cuatro años de legislatura, en la forma que se viene haciendo política.
Los partidos tradicionales, que se habían acostumbrado durante todo el periodo democrático a intercambiarse el poder, se han encontrado con una serie de alternativas que les han arrebatado la posibilidad de gobernar como hasta ahora lo habían hecho. Unos dicen que es hora de hacer de verdad política y tener que negociar y realizar pactos que supondrán un cambio, no por el hecho de pactar sino por con quién se ha de pactar.
Partidos políticos como Podemos se han vuelto imprescindibles para gobernar en las principales comunidades autónomas y en algunas de las principales capitales de provincia de España. Un partido como Ciudadanos, que hace apenas seis meses solo tenía carácter regional, puesto que solo se presentaba en Cataluña, ha sido la tercera fuerza más votada a nivel nacional.
La primera de estas alternativas (Podemos) se sitúa a la extrema izquierda, dicen unos (los del PP), por lo que no parece una opción para poder gobernar con ellos en los casos en los que el PP ha logrado una mayoría de votos. Ciudadanos, por su parte, se le ha denominado como la “marca blanca del PP”, es decir, más situados hacia el centro derecha de la política española. Sin embargo, tampoco va a ser fácil lograr pactos con ellos porque, como alternativa que son, apuestan por el cambio, y pactar con los populares para permitirles gobernar, no propiciaría ningún cambio, al menos en los partidos y personas que han gobernado hasta ahora.
Ciudadanos también tiene el hándicap de que muchos de sus votantes vienen de antiguos votantes del PP, por lo que pactar con estos sería una especie de traición hacia dichos votantes que han querido castigar las políticas o los casos de corrupción. Además, las líneas rojas que Ciudadanos ha impuesto, como que no pactarían con partidos, que no eligieran candidatos por primarias, o que tuvieran imputados en las listas electorales, son dos condiciones que los populares no cumplen.
De los dos partidos tradicionales, PP y PSOE, hay un gran perdedor, el PP (del 37% de los votos ha pasado al 27%). El encargado de la campaña de los populares, Carlos Florián, ha utilizado el símil del futbol para destacar su victoria diciendo que no siempre se puede ganar por seis a cero y que a veces se gana por dos a uno. Sin embargo, esto no es la final de la Champions League, en la que da igual un resultado que otro, al final te llevas la copa. Esto es más bien un partido de vuelta en el que tienes que tener en cuenta el resultado anterior para ver si ganas o pierdes la eliminatoria, y con respecto al anterior partido, disputado en 2011, los populares han perdido de manera muy clara. Si los socialistas consiguen pactar con otros partidos, el PP perderá el gobierno de Madrid, Comunidad Valenciana, Extremadura (en la que ni siquiera ha ganado) y Castilla la Mancha, entre otras.
Con respecto al PSOE, se puede afirmar que la eliminatoria ha quedado en empate (aunque han perdido 700 mil votos) y que va a necesitar de un tercer partido (las elecciones generales) para demostrar si puede ganar o no a este cambio de tendencia en la política española. No ha perdido demasiado con respecto al partido anterior, sin embargo tampoco ha ganado mucho; eso sí, lo suficiente para demostrar que ellos pueden impulsar un cambio, por lo menos en lo que tiene que ver con la corrupción, principal motivo del castigo que los electores han proporcionado al PP. El PSOE tiene la posibilidad de gobernar, ya que ellos sí que no han cerrado ninguna puerta a posibles pactos que les van a permitir ponerse a la cabeza en muchos municipios y comunidades que habían perdido en el partido de ida de 2011.
En mi opinión, los grandes vencedores han sido, aunque muy localizados, las coaliciones populares que se han hecho con la alcaldía de Barcelona (en la que han sido la fuerza política más votada) y, posiblemente, con la alcaldía de Madrid, ya que solo han obtenido un concejal menos que Esperanza Aguirre, que parecía, hasta ayer, imbatible en el feudo madrileño. Estas coaliciones están encabezadas, en el caso de Barcelona, por Ada Colau, líder de la lucha contra los desahucios en España, y por Manuela Carmena, jueza con gran sensibilidad social, en el caso de Madrid.
Barcelona en Comú – E y Ahora Madrid, movimientos políticos por los que se presentaban las líderes nombradas, son fruto del 15M y de la capacidad que ha tenido el movimiento de organizarse en partidos políticos y ser una alternativa real de poder. Lo único que queda esperar es que, por una parte, cumplan aquello que han prometido y, por otra, que no sea algo de cuatro años y se consigan mantener en el tiempo. Que no sean solamente un equipo revelación de esta temporada en la que los dos grandes están en crisis.
No hay duda de que el panorama político español ha cambiado de manera muy drástica; las razones de ello pueden ser muchas y seguro que los analistas se dedicarán a discutirlas, sin llegar a un acuerdo claro sobre qué ha pesado más, aunque la corrupción yo creo que lleva las de ganar. Pero este cambio, no por serlo es de por sí positivo, ahora hay que demostrar que ante este nuevo mapa político, los grandes y no tan grandes partidos políticos son capaces de gobernar y pensar de verdad en el bien común, principal razón por la que una persona debe vincularse a la política. Yo siempre he criticado la falta de profesionalidad y vocación en la política española, ahora tienen la oportunidad perfecta para mostrarnos si esta es una crítica válida o infundada, puesto que ha llegado la hora de hacer política de verdad y negociar no por el poder sino por el bienestar de los ciudadanos que, al fin, hemos demostrado que todo lo podemos cambiar, aunque sea en las elecciones y cada cuatro años.
Foto tomada de Juanedc en Flickr