20 de junio de 2016

Memoria, ¿qué es?

En mi anterior aporte realicé una introducción a la memoria y los primeros pasos que dio Colombia en la construcción de la misma en algunos territorios de la nación. Pero, ¿qué es memoria?, ¿esta hace parte de la historia?

«A partir del homo sapiens la constitución de un aparato de la memoria social domina todos los problemas de la evolución»
(Leroi-Gourhan, 1964- 1965, citado en Le Goff,  1991)

En mi anterior aporte realicé una introducción a la memoria y los primeros pasos que dio Colombia en la construcción de la misma en algunos territorios de la nación. Pero, ¿qué es memoria?, ¿esta hace parte de la historia?

Durante mucho tiempo la memoria y la historia tomaron caminos diferentes: la memoria ha representado la subjetividad y la historia la objetividad y la precisión. Por esta razón, la memoria no se ha tenido en cuenta en los recuentos históricos. En el siglo XIX la historia se confiaba a fuentes escritas en detrimento de fuentes orales, que es la forma más antigua de hacer historia (Schwarzstein, 2001).

En la Antigüedad y en especial la Edad Media se construye la historia a través de memorias individuales y colectivas (Sanmartín 2012, p. 259-272). Según Sanmartín “la historia y la memoria están imbricadas de tal forma que las historias se convierten en memorias y viceversa” (2012, p. 260), de hecho, “la memoria (es) un elemento central del conocimiento” (2012, p. 260).

El historiador alemán Leopold Von Ranke argumenta que la historia son hechos acontecidos sin sesgos subjetivos: “lo que verdaderamente ocurrió” (citado en Mendoza 2008, p. 156). Luego, sus seguidores Charles V. Langlois y Charles Seignobos, historiadores franceses, aseguran que “la historia se hace con documentos, y como estos no pueden sustituirse, ahí donde no hay documentos, no hay historia” (citado en Mendoza 2008, p. 156).

Sin embargo, hacia el siglo XX la memoria comenzó a ser, de nuevo, campo de estudio, aunque la historia ha tardado en verla como una fuente de información fiable. Por su parte, Pierrre Nora argumenta que la erradicación de la memoria de la historia ha traído consigo una ruptura en la identidad.

Lo cierto es que estos dos términos son ahora contradictorios: la memoria se encuentra en constante evolución, susceptible a cambios, manipulaciones y apropiaciones en el presente; mientras que la historia es la reconstrucción incompleta del pasado (1989). De hecho, para Nora hay una memoria moderna que es ante todo «archivos», porque se están materializando los recuerdos con nuevas técnicas de recolección y preservación (Nora, 1989). Para Nora “el paso de memoria a historia ha requerido que todo grupo social redefina su identidad a través de la revitalización de su propia historia” (Nora, 1989, p. 15).

En esta misma línea, Le Goff reconoce que a partir del siglo XX se comienza a ver la importancia de la memoria colectiva (Le Goff, 1991). Pierre Nora define memoria colectiva como “lo que queda del pasado en lo vivido por los grupos, o bien lo que estos grupos hacen del pasado” (citado en Le Goff, 1991, p. 178). Halbwachs concibió la memoria como “un fenómeno colectivo y siempre vivido de forma social” (citado en Rueda Arenas, 2013, p. 27). De hecho, todas las personas son influenciadas por la sociedad en la que viven: “cualquier representación o recuerdo establecido en su memoria hace parte de la memoria colectiva de varios grupos a los cuales perteneció y que hacen parte de esos cuadros de referencia socio-histórica que influencian la memoria del individuo” (Rueda Arenas, 2013).

Fue Marc Bloch quién comenzó a tener en cuenta a la memoria como categoría para la historia y vio la importancia de esta en las tradiciones y en la transmisión de la información. Para el siglo XX y el XXI, la memoria histórica comenzó a tener un auge importante al ser esta una construcción desde los testimonios de las personas en los conflictos vividos, es decir, se vio como un acto de justicia hacia las víctimas (Rueda Arenas, 2013).

Realidades como las guerras mundiales y el surgimiento de los Estados autoritarios, justifican la necesidad del estudio de la memoria para analizar cómo una sociedad enfrenta su pasado y cómo se pueden narrar las relaciones de conflicto del pasado reciente de las sociedades del ahora (Martínez, 2013).

De ahí la importancia que tiene para Colombia la construcción de la memoria del conflicto en una sociedad donde hay una ruptura con el pasado; hay una necesidad de reconstruir un presente y un futuro, de hecho, “la memoria, a la que atañe la historia, que a su vez la alimenta, apunta a salvar el pasado sólo para servir al presente y al futuro” (Le Goff, 1991, p. 183).

 

Referencias

Le Goff, J.1(991). El orden de la memoria. El tiempo como imaginario. Barcelona: Editorial Paidos.

Martínez, F. (2013). Las prácticas artísticas en la construcción de memoria sobre la violencia y el conflicto. Revista Eleuthera, 939-58.

Mendoza, J. (2008). “El pasado en disputa: Historia y memoria como marcos de la enseñanza”. Notas: Boletín electrónico de investigación de la comunidad Oxa- queña de Psicología, 1:155-171.

Nora, P. (1989) “Between Memory and History: Les Lieux de Mémoire”. Representations, Special Issue: Memory and Counter-Memory. No. 26 (Spring), pp. 7-24
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Rueda Arenas, J. (2013). ” Memoria histórica razonada”. Una propuesta incluyente para las víctimas del conflicto armado interno colombiano. Historelo, 5(10), 15.

Sanmartín, I. (2012). “La Memoria y la historia medievales como realidades indisolubles”. Cuadernos de Estudios Gallegos.125: 259-272, http://estudiosgalle- gos.revistas.csic.es/index.php/estudiosgallegos/article/view/346/353

Schwarzstein, D. (2001). Una introducción al uso de la historia oral en el aula. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

 Foto de “El monumento a la deportación” en París.