12 de mayo de 2016
¿Qué se habló en el conversatorio de Turismo y Posconflicto con líderes del municipio de La Macarena?
El pasado lunes 2 de mayo, la Facultad de Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras del Externado tuvo la oportunidad de contar con la presencia de algunos líderes locales del municipio de La Macarena, quienes relataron su experiencia de desarrollo turístico en un territorio estratégico para el país. Caño Cristales, su más reconocido ícono, es identificado a nivel nacional e internacional, como uno de los atractivos turísticos más deseados por viajeros amantes de la naturaleza.
El pasado lunes 2 de mayo, la Facultad de Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras del Externado tuvo la oportunidad de contar con la presencia de algunos líderes locales del municipio de La Macarena, quienes relataron su experiencia de desarrollo turístico en un territorio estratégico para el país. Caño Cristales, su más reconocido ícono, es identificado a nivel nacional e internacional, como uno de los atractivos turísticos más deseados por viajeros amantes de la naturaleza.
Toda esta riqueza también la conocen las FARC, como parte de la Zona de Distención declarada en épocas del gobierno Pastrana, más adelante abierta al turismo aún con el estigma de la violencia y posicionada poco a poco como un destino turístico visitable. Ahora está en medio del debate por la concesión que había hecho la ANLA (Agencia Nacional de Licencias Ambientales) para una exploración petrolera en la zona y por la sorpresiva declaración del grupo guerrillero de convertirla en el primer territorio de paz negociado desde la Habana.
Para empezar, los líderes manifestaron su extrañeza por la ausencia de consultas a ellos, los que han tenido que vivir una y otra vez las consecuencias de las decisiones que toma el gobierno, sin que se haya buscado nunca su punto de vista.
En la actualidad, los habitantes de La Macarena están a la expectativa mientras que aún viven dramas difíciles y el proceso de recuperación de la memoria hasta ahora está en camino. Sin embargo, están orgullosos de su historia en la medida en que son considerados un modelo de éxito para replicar en otras partes del país y, algún día, del mundo entero.
Yalile y Henry Quevedo, narraron en el Externado la experiencia de la comunidad en lo que se refiere al turismo: “Es la comunidad la que ha liderado este proceso de desarrollo turístico (…) Había tres agencias de viajes hace dos años, ahora hay 15. Al turista lo reciben las instituciones, quienes dan todas las indicaciones. No se puede tomar, fumar o usar bloqueador. No es nada 5 estrellas, se brinda una comida muy sencilla pero muy sabrosa. Pescado, carne, yuca, papa. Es como una isla rodeada, no de agua sino de tierra, y por donde sólo se puede llegar en avión”.
“Como parte del proceso, se han pintado 1.200 casas, con ayuda de Pintuco y otra institución, pero, sobre todo, a través del tejido social (…) También participó el departamento del Meta. La comunidad se siente propietaria del lugar y lo muestran con orgullo. Todos son parte del proceso, todos se han ido sumergiendo para ser hoy en día 522 familias que viven en buena parte del turismo”.
Según este relato, los inicios se dieron antes de los noventas, cuando Andrés Hurtado García empezó a promover el destino por medio de fotografías. En 1994 hicieron un Fam Trip (viaje de familiarización) para dar a conocer la región, con medios de comunicación nacionales invitados. No había infraestructura, hoteles, ni restaurantes; se acampaba en Caño Cristales, donde se preparaba la comida. Pero por esta misma época, Colombia se descuadernó, no se podía salir de la ciudad. Llegó la “zona de despeje”. Se acabó el turismo en la Macarena. Los aviones no podrían entrar a este lugar.
Al terminarse la época de la “zona de despeje” se buscó un cambio de producción, de coca a turismo, con algunas dificultades iniciales: 33 personas fueron capacitadas como guías turísticas, con un programa “salpicón” (les enseñaban de todo un poco). Se creó Biomacarena, con 25 personas que no dieron resultado. La alcaldía estableció un impuesto para entrar a Parques Nacionales, cuyo recaudo lo realizaba un particular. Esto generó el cierre del caño en 2004 mientras se adelantaba su reglamentación.
217 turistas llegaron con el nuevo proceso, entre ellos, 17 extranjeros y el gran temor fue en este momento que llegaran empresas foráneas a establecerse en el municipio. Además, uno de los más grandes inconvenientes era el estigma de la violencia en la zona: la gente llegaba con actitud morbosa, preguntando por el Mono Jojoy, con inquietudes sobre esa zona que fue prácticamente un país paralelo. Por un tiempo, los guías se pusieron de acuerdo, con respuestas neutras y evasivas con respecto a este tema. Hoy en día, ya lo cuentan y lo reconocen como parte de la historia que han vivido.
Las instituciones han llegado después de esto a construir una gobernanza, cuando antes no hacían presencia. Los locales han recibido capacitación y orientación en temas de medio ambiente. También han sido apoyados por el Viceministerio de Turismo en ruedas de negocios y, actualmente, son parte de uno de los cuatro modelos de turismo y paz del país.
Actualmente, las gentes de La Macarena se mantienen a la expectativa, con algo de temor, de lo que el posconflicto les puede deparar, especialmente en cuanto a propuestas de las FARC como la creación de “territorios de paz” en la zona.
Minería, narcotráfico, violencia, guerrilla, los recientemente llamados “Grupos Armados Organizados”, son tan sólo algunos de los retos del posconflicto y el turismo, en un sector que, sin duda alguna, hará parte del debate que, hasta el momento, ha sido muy ligero de parte de las instituciones.
Foto: Caño Cristales en el municipio de la Macarena